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miércoles, 8 de enero de 2014

La cara oculta de ser Au pair

Capítulo 11: "Perdido en el bosque"

Hola a todos. Parece que fue ayer cuando comenzamos juntos esta travesía en el mundo blogger narrando vivencias de un trabajo para gente muy desesperada  como aupair y ya nos hemos plantado ni más ni menos que en el capítulo 11 de esta pequeña aventurilla ¡¿CÓMO TE QUEDAS MARICÓN?!


                          Nuestro equipo de redacción ante la presión de los medios de comunicación y admiradores

Pero como bien sabéis, en esta aventura la tónica predominante han sido las lágrimas y el drama. Como ya os contaba en el capítulo anterior, la "Casa de los Horrores", como denominaba a mi segunda familia en Berlín, no me lo estaba poniendo nada fácil. El clima nublado y gris de Berlín eran análogos a mi estado de ánimo en aquella casa. Ni la mujer ni la niña me cantaban antes de dormir gustaban.


Aquella mujer estaba dispuesta a corregir cualquier detalle insignificante que su mente fría alemana le ordenase. Y sinceramente caris yo lo primero que hago al comprarme un smartphone es desactivar el corrector del teclado instalar el grindr,buscar aplicaciones de karaokes porque no soporto que me corrijan. Qué intento deciros, que a mí por 60 Euros a la semana una nazi alemana no me iba a estar todo el día mareándome, calentándome la cabeza dándome órdenes y corrigiéndo cualquier cosa que hiciera.
Ya no es solo que aquello eran trabajos forzosos, y que más que en un casa como aupair parecía que me habían contratado como jardinero. NO! NO! Y NO! 
Necesitaba que ocurriera algo muy muy inesperado porque yo ya me empezaba a aburrir con aquella situación...


Tras tardes de babysitting, limpieza general de casa y jardín, barbacoas... llegó al fin lo que todos esperábamos que tuviera un vecino buenorro gay alemán
¡MI PRIMER DÍA LIBRE COMO AUPAIR!


Como podéis imaginar no me quedé en aquel barrio residencial sin vida al sur de Berlín. Me arreglé un poco y me marché al centro. Mi amigo S. disponía de un apartamento precioso de carácter bohemio a tan solo 15 minutos de Alexander Platz, la zona más céntrica de Berlín.

                                                                     Cocinando en casa de mi amigo S.

 Hacerle una visita fue como un soplo de aire fresco tras estar encerrado durante una semana en "La casa de los horrores". Pasamos gran parte del día charlando y tomando copas de vino. Paseamos por las encantadoras calles de Berlín y nos divertimos a lo Blair y Serena en Gossip Girl. Yo veía a S. mucho mejor de ánimos que yo, las cosas a él le estaban yendo mucho mejor. No dudó en horrorizarse cuando le conté como me estaban tratando en mi segunda familia. Verle a él cumpliendo su sueño en Berlín y verme a mí en aquella situación, a punto de tirar la toalla, con todo lo que había luchado para irme a Alemania, me puso un tanto emocional...


Pero no había suficiente tiempo para lágrimas en mi día libre. Había que seguir bebiendo vino disfrutando de Berlín. La verdad es que recuerdo que aquel día pasó volando duró lo que dura un bote de popper en Plaza Vazquez de Mella. Ya comenzó a anochecer cuando me percaté de que debía coger el tren los más rápido posible para llegar de nuevo a "La casa de los horrores" al sur de Berlín.
Cuando salí de casa de S. me sentí un tanto afectado por la bebida. Y yo, bebedor desde que tengo uso de conciencia, estaba un tanto extrañado con aquella situación. Las copas de vino a lo largo del día me habían pasado factura...


Pero no había excusas, debía volver a casa antes de que se preguntaran donde coño estaba metido tuvieran alguna otra razón para tratarme mal. Cuando el tren se detuvo en casi la última parada al sur de Berlín donde yo habitaba, era ya de noche. Salí de la estación para buscar la ruta hacia mi casa y seguí caminando. Las farolas apenas iluminaban. El trayecto de media hora en tren no habían hecho más que empeorar mi estado de embriaguez. Si en ese momento Falete se me hubiera cruzado por la calle, lo hubiera encontrado hasta atractivo. No tardé ni 10 minutos a pie para percatarme de que había tomado una ruta equivocada a casa y que me había perdido. Me hallaba en pleno bosque y lo peor de todo, no tenía internet en el móvil ¿No tener internet en el móvil? ¡Qué atraso tecnológico y social!



Así era la situación. Estaba completamente perdido y justo había extraviado todos los números esa semana pues no podía contactar con nadie. Las copas de vino en mi cuerpo no ayudaban demasiado en ese momento. Intenté mirar los carteles de las calles para encontrar alguna calle que me sonara pero nada. Solo veía árboles y casas iluminadas en pleno bosque. No dudé en preguntar por la zona donde vivía pero nadie entendía mi perfecto alemán alemán de mierda. 
Para colmo, empezó a llover. La situación se empezaba a poner fea, llevaba más de una hora deambulando  por las calles solitarias del sur de Berlín y no veía la hora de llegar a casa. La mujer se iba a coger un cabreo enorme pero al menos a mí se me estaba pasando la borrachera.



Aquello no daba más de sí, estaba convencido de que la mujer iba a cogerse un cabreo enorme por llegar a altas horas de la madrugada a casa. Así que decidí dar media vuelta hacia la estación y volver hacia casa de S. No tenía otra opción. Aquella noche de Septiembre tiré la toalla. No sé si fue estar empapado, o perdido completamente en el bosque, o toda la semana anterior en "La casa de los horrores" o simplemente ni Berlín ni el aupair llenaban mis expectativas no me comía ni una rosca en grindr así que era momento para marcharme. Sí. A España. Ese era mi plan al día siguiente.
Cuando ya estaba a punto de coger el tren nuevamente hacia Berlín centro a casa de mi amigo, sonó mi móvil. Era la mujer. 


Cogí el teléfono con mis manos mojadas a causa de la lluvia. En aquella situación no daba tanta pena desde que me dejó mi primer novio hice mi primera comunión, acabé llorando tras el mal puesto de Soraya en el Festival de Eurovisión.


                                          Shake it maricón! Shake it! ESPASIVAAA!!!

La mujer no parecía cabreada, cosa que me extrañó bastante. Todo lo contrario, estaba dócil y amable. Mi ropa estaba empapada. Le comenté que me había perdido porque era de noche HAHAHA MENTIRA!! y que si podría venir a recogerme donde estaba.
En 10 minutos o así apareció con su coche, me subí al asiento delantero y al verme, apenas sin parpadear me preguntó qué me había pasado.
En ese momento, tuve un momento catarsis a causa del alcohol y la lluvia y le confesé que me iba. Que no estaba cómodo en casa y que me marchaba a España. Ella, haciendo uso de la frialdad alemana ni se inmutó. Me espetó suavamente:
¿Cómo que te vas? ¿Mañana debes cuidar a mi hija? ¡¡¿¿¿PERO MAMARRACHA TE ESTOY CONFESANDO AQUI MOMENTO WILL&GRACE QUE ME PIRO A ESPAÑA PORQUE NO ESTOY AGUSTO Y TU ME SALTAS CON TU HIJA????!!
Llegamos a casa. El viaje en el coche fue silencioso. Me dijo que no me fuera a España y poco más. Ni siquiera me preguntó por qué estaba mal. Llegamos a casa, me preparó un té para entrar en calor Hasta Hitler lo hubiera hecho al ver mi estado de hipotermia y me fui a la cama.
Amigas. Amigos. Aquella noche de verano ya podía oler el agua salada y el olor a glaciar. Mi estancia como aupair en Alemania estaba a punto de llegar a su fin...



NO TE PIERDAS  EN EL ÚLTIMO CAPÍTULO COMO AUPAIR EN BERLÍN DE ORFIDAL EN LA PIRÁMIDE:

"¡La gran discusión!"

Desde Granada
Siempre con cariño
@robbiemilk

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